Borradores
Lo encontré hecho un gurruño mientras limpiaba, horas más tarde. Estuve a punto de tirarlo, pero recordé que fue allí donde mi hijo mayor estuvo escribiéndome el poema que me regaló para mi cumpleaños. Lo acompañó con un retrato precioso, de un tipo grande y con poco pelo, de brazos cortos pero con una hermosa sonrisa. Me había pedido los colores, y dos folios, pero el primer intento no le convenció, y tuve que darle otro papel más. Así que pensé echarle una ojeada al borrador antes de tirarlo.
Decía así:
Mi padre
Mi padre es Eme
Eme es mi padre
Eme no es perfecto
como ninguno lo es.
No sé si les he contado que mi hijo mayor tiene, si no madera, sí mimbres de poeta. O tal vez sea sólo que se me cae la baba de verlo tan grande.
No sé tampoco por qué lo desechó: el borrador no tiene gran cosa que ver con lo que luego me escribió.
Ni qué le pasaba por la cabeza.
Lo que sí sé es que hay palabras que calientan más que el mejor abrazo.
© foto: Luis (Una cierta mirada)
Etiquetas: Ellos, Sentimientos
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