Haití
Ya son muchos años escribiendo estas ideas, y unas cuantas las catástrofes --naturales o políticas-- que hemos vivido juntos. Ahora --parece hace ya tanto, pero aún es ahora-- es Haití. Y sin embargo, cada vez que una nueva llama a la puerta me hago la misma pregunta ¿qué hacer? Hay cosas evidentes, claro, pero esas las sabemos todos y cada cual las hace como mejor entiende. Pero no me refiero a eso. Lo que quiero decir es ¿qué hago como persona que tiene esta mínima ventana de comunicación al mundo? Como bloguero: ¿Comparto mi pesar, mi estremecimiento ante las cosas que pasan y las imágenes terribles que nos llegan y las cifras escalofriantes y los testimonios dramáticos? ¿Hago un llamamiento urgente a la solidaridad o la reflexión? ¿O sigo hablando de mis cosas como si tal?
Cuando daba clases, solía dedicar un rato, a veces una clase entera, a hablar de la noticia, compartiendo conocimientos y sensaciones con los estudiantes, intercambiando estupores, reflexionando sobre las causas y los efectos y los concomitantes y los contextos. Al menos eso permitía librarse de la sensación punzante de no hacer nada más allá de mirar la pantalla y recabar más datos que no añadían gran cosa a lo sabido: el desastre. Un desastre especialmente duro con los débiles y que se ensaña con los pobres.
Ahora, sin embargo, no tengo siquiera ese recurso. Sólo la misma sensación de que tan inútil es añadir retórica al lamento colectivo como mezquino hacer como si nada ocurriera. La sensación de no saber qué hacer. Aparte de lo urgentemente evidente, claro.
© foto: Photo: IFRC/Eric Quintero
Etiquetas: A nuestro alrededor, Lugares, Políticas
1 opinan
¿Ya no das clase????
Peke a las 11:20 a. m.Responde