Antología (I)
(de Ensayo de antología de poetas raros y malitos)
Si
no probaste el vértigo del amor,
las feromonas haciendo chup-chup en un puchero,
ni, queriendo acertar de pleno,
metiste la pata más allá de toda duda razonable.
Si no dedicaste ni un instante
de un día libre a cambiar el mundo,
dejarlo más aseado de lo que estaba,
protestar por los cristales rotos ¡ qué menos!
Si no robaste un pan o un bolígrafo,
ni dejaste que la curiosidad te metiera en líos,
vendiste algún principio por echar un cable
a un amigo.
Si no sufriste la angustia de las batas blancas,
el hedor de la resaca en un beso,
la traición en tu mismo pecho,
el frío intenso de los que no tienen con qué cubrirse,
la desnudez plena.
Si ni siquiera una vez lo jugaste todo a una carta
que el cartero nunca llevó a destino.
Si te has ahorrado todo eso
y aún vives, permite que pregunte:
¿de qué coño crees que iba todo esto?
Nelson Ferrer, El resplandor de las barricadas, 1972
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