La banda del patio
Leo que uno de cada cuatro escolares madrileños sufre acoso escolar. Lo que ahora llaman bullying: matonismo de patio de colegio.
Y se me ocurre por un lado en que un mal tan grave no puede estar tan extendido --¿uno de cada cuatro niños será un matón?--, o que si está tan extendido no puede ser tan grave. En mi colegio --sólo chicos, dos grupos por curso, sin curas-- abundaban los matones: sólo en mi clase había dos. Aún podría dar sus nombres (pero no significa gran cosa; podría dar los de casi todos mis compañeros de primaria). Hasta en Nicolás, Eudes encarna al personaje del matón. Pero un matón integrado. Los de mi clase se disputaban la primacía, y eso dejaba resquicios para mantenerse a salvo de ambos. Nunca que recuerde se ensañaron a un sólo crío, ni siquiera los más débiles: antes o después, todos recibíamos nuestra ración, pero también muchas veces --unos, otros, o varios-- les plantamos cara.
A veces me da por pensar que esta sociedad quiere creer que la prosperidad y el Estado del Bienestar implican la abolición de la violencia y el abuso. Cuando por tantas otras vías se alimenta la violencia, la discriminación, el desprecio a lo diferente, el miedo.
Por otro lado, quizá sea verdad que el problema está yendo a más. Y leo evocaciones como la de Teresa, y pienso que tal vez simplemente yo tuviera suerte de no tener gafas.
1 opinan
Desgraciadamente sí está tan extendido... y no es de ahora, es de siempre.
Anónimo a las 5:51 p. m.Responde