Inventos

Y un buen final, como todo el mundo sabe, es clave.
Así que he pergeñado una solución, de una sencillez tan pasmosa que sorprende que no se le haya ocurrido a nadie antes. Se trata de algo tan simple como añadir al final del volumen un número variable de pliegos, que pueden incluso figurar impresos, con pasajes escogidos amorosamente o de puro relleno. El propósito es que el lector no pueda deducir del mero adelgazamiento de las páginas que restan, dónde termina el relato. Así, avanzará con paso calmo y firme hacia ese estación término que --obviamente-- se señalizará oprtunamente con la palabra FIN.
¿Entienden ahora por qué esto se llama Ideas Brillantes?
Etiquetas: Culturas, Ocurrencias
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