Museo del recuerdo
Visitar las enormes salas, apenas llenas, del Museo del Cincuentenario de Bruselas compensa el gasto de suelas y la sensación de desolación. A la vuelta de cada esquina esperan, agazapados en una vitrina o en el cubo de una escalera, los pecios que varó en la memoria de un cuarentón en fuga la exploración repetida de los álbumes de Tintín, aquellos de pasta dura que publicaba aquí editorial Juventud. Como en las guardas de aquellos libros, aunque sin emarcar, las imágenes que habrían podido colgar en las paredes de Moulinsart.
Y alguna sorpresa.
1 opinan
Tengo todo Tintín y algunas joyitas facsimilares. De vez en cuando aún me apetece releerlo.
Peke a las 2:51 p. m.Responde