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Sentencias



    El abuelo A. era un hombre corpulento, excesivo y devoto del repertorio completo de placeres de casino de provincias: la conversación chispeante, la mesa repleta, el humo del cigarro hasta que se lo prohibió, el alcohol en tres o cuatro presentaciones distintas y los naipes, españoles o franceses.
    También era un hombre de ingenio agudo, a quien le gustaba hacer juegos de palabras y crucigramas. En cambio, no era particularmente sentencioso.
    Por eso recuerdo una frase que le oí mas de una vez:
    -- La vida no es a la carta.

    Ahora creo saber a qué se refería.



© foto: El Inglés

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