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Valor de uso



     Con los años, me fui desprendiendo del fetichismo que me impedía salir de una librería con las manos vacías. Si acaso, con la cartera vacía. Muy lejos quedan las tardes en que una visita a mi dealer del ramo --tenía librero-- se saldaba con un montón de volúmenes --que luego digan que el saber no ocupa lugar-- que me habían parecido del todo imprescindibles sobre la mesa de novedades, o en la rebusca de las baldas. De vuelta a casa, tras hacerles un hueco entre los compañeros que llegaron antes, el interés se desvanecía y muchos de ellos, la mayoría a veces, se quedaban per in saecula saeculorum amen acumulando polvo a la espera de una lectura que nunca llegaría.
Luego se me fue curando el ansia, a medida que el acceso a las buenas bibliotecas me abría la puerta de la acumulación temporal, menos lesiva para la cartera,casi igual de grata pero menos frustrante. Seguía presente la pulsión de desear y tomar; sólo que sin poseer. Sólo se acortaban los plazos para reconocer que ese libro en concreto sólo iba a merecer el desdén de una hojeada. Después vino una mudanza que me permitió devolver el favor: casi dos tercios de mi librería acabaron en bibliotecas. Los criterios de tan saludable espurgo tal vez los cuente otro día.
    Ahora, suelo leer --últimamente menos-- lo que recupero de las dos bibliotecas a las que estoy abonado y también lo que me prestan. Sólo compro, aún con frecuencia, para regalar. Otras veces regalo , o presto a sabiendas, algunos de los volúmenes que conservo. No sé si por suerte o por desgracia, pocas personas se atreven a regalarme libros.
    Viene esto a cuento de que alguien inesperado se ha atrevido a regalarme un libro. Y me ha hecho una ilusión tremenda, aunque aún no se haya formalizado la entrega.
    Y también porque hacía mucho, mucho tiempo, que no llegaba a mis manos un libro --929 Mamet CON-- que me apeteciera añadir a mi menguante bilioteca. Se titula Conversaciones con David Mamet, editado por Leslie Kane, en editorial Alba. Por si a alguien le interesa.




© foto: Lochinvar1

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11 opinan

  • Mamet es un guionista soberbio. Anteayer volví a ver una película suya que me entusiasmó : "Las cosas cambian", con Don Ameche. Y si tu lo recomiendas más ganas entran de leer esas conversaciones

    Sobre tener libros en casa... es curioso, mi hermana suele dejar por aquí todos los que va leyendo. También yo perdí las ganas de llenar estanterías, y sólo "atesoro" los que como guardan un significado especial más allá de lo literario.
    No tengo ni tendré hijos, ni siquiera sobrinos y apenas un par de amigos que vayan a heredar todo los que lleva aquí varias generaciones; por lo que acabarán en una biblioteca.
    Lo que pasa es que esa idea me entristece mucho, supongo que por fetichismo malsano, pero sobre todo por no poder disfrutar de ese gran placer que es compartir lecturas con alguien querido.

    Anonymous Anónimo a las 2:58 p. m.       
  • Tal vez sea que las compulsiones van mutando al igual que el criterio de selección, o un ciclo que se cumple al depurar una colección.
    El valor de los objetos, siempre.

    Blogger santero Delcolmo a las 3:29 p. m.       
  • ¿Y no puedes piratear los libros de la internet en vez?

    A mí me gusta leer revistas y tebeos más que libros, sobre todo porque tienen ilustraciones y porque están en colores y eso y la verdad es que hay muchos por ahí y son más fáciles de entender.

    Ya tengo nosecuantos tebeos del Dr Extraño por ejemplo en el disco duro.

    No sé bien porqué deberías pagar o incluso moverte para ir a la biblioteca.

    Hala saludos

    Blogger Manolo a las 8:23 p. m.       
  • Sip, Ike. Mamet mola. Y las entrevistas son muy interesantes: las hay bobas, brillantes, reiterativas, el tipo se contradice o no, vuelve a sus temas grandes, se zafa de los comentarios asombrados sobre sus diálogos (el mametalk). También está bien una recopilación de textos muy diversos llamada Una profesión de putas,aunque para paladear a poquitos. Ese me lo prestaron. ;)
    Si manejara la mula, me bajaría alguna de sus pelis que son difíciles de encontrar: Oleana, por ejemplo.

    Pues mira, Santero, que yo cada vez creo menos en el valor de los objetos. Quiero decir, de los objetos únicos, fetiche, y en su posesión: está bien tener coche, pero me da igual que seaéste, o aquel, alquilado, propio o prestado. Me estoy volviendo cada día más de valor de uso.

    Para eso que propones tengo un pequeño problema, Bacterio, y es que me sigue gustando leer sobre papel. Hay cosas para las que soy más antiguo que Gengis Kan. ;)

    Anonymous Anónimo a las 9:42 a. m.       
  • En la Wikipedia sale una foto del fulano y tengo que decir que tiene pinta de comunista o peor.

    En el Mininova sale esa película que dices, pero seguro que tb. salen películas entretenidas y sin nada remotamente políticamente correcto, como esos dibujos animados japoneses. Para usarlo necesitas una cosa que se llama Transmission.

    El leer en papel es un crimen medioambiental. Hay un invento que se llama Iliad que es como un portátil pero que sólo sirve para leer libros. Con una pantalla por ejemplo de 24 pulgadas tb. se lee bien sin tener que tener que derribar ningún árbol y eso.

    Hala.

    Blogger Manolo a las 11:15 p. m.       
  • En líneas grales., considero que esta transición de capitalismo industrial a capitalismo cognitivo, sigue manteniendo sus pilares conceptuales de objeto, función y valor.
    Pienso también que los nuevos soportes, como continentes de información, acarrean una polución electromagnética tan peligrosa como cualquier otra.

    Blogger santero Delcolmo a las 1:07 a. m.       
  • Como habitualmente, Manolo, tus argumentos tiene peso, pero tengo los míos. El primero, exculpatorio: los libros que suelo leer están ya impresos, en algún caso hace años, así que a lo sumo soy carroñero de cadáveres antiguos.
    El segundo, obviamente, tiene que ver con la disponibilidad de lecturas para esos gadgets de los que me hablas, y tengo mis dudas. Pero tienes razón: habrá que irse olvidando del papel.

    Ah, y Mamet tendrá la pinta que quieras (¿qué pinta tienen los comunistas?) pero deberías leerle sobre armas. Ni el mismísimo Charlton Heston. :)

    En cuanto a la polución electromagnética, Santero, reconozco que me desbordáis. Pero sí, habría que hacer el cálculo del gasto de energía comparado con el daño del papel.
    ¿Véis cómo las ideas claras no son lo mío? :)

    Anonymous Anónimo a las 7:25 p. m.       
  • Yo también soy de las que prefieren leer en papel. Y en ése sentido, las nuevas tecnologías me dan pánico.


    Hace mucho tiempo que no encuentro un libro que me fascine. Que me haga sentir algo, la mitad de los que llegan a mis manos, vuelven cabizbajos a la biblioteca.


    Un beso

    Anonymous Anónimo a las 12:54 p. m.       
  • "...casi dos tercios de mi librería acabaron en bibliotecas..."
    ¿¿Pero dónde me meto yo cuando se regalan libros??

    Y lo del expurgo, ¿por qué no lo quiere contar? ¿eh? ¿eh? ¿¿acaso fue pito pito gorgorito?

    A disfrutar del libro, que por ahí viene el verano

    Anonymous Anónimo a las 8:47 a. m.       
  • También me deshice de los libros, y tenía una sala de lectura en casa repleta del suelo al techo. Los guardé en un armario de la uni, de eso hace tres años. Poco a poco van volviendo solos.:)
    Los que tienen que volver se juntan con los nuevos que he empezado a adquirir hace un mes. Es una sensación rara, pero muy saludable. Y solo tengo 1 estantería.
    Me temo que no se lee igual de relajado delante de una máquina, que con un libro en las manos.

    Anonymous Anónimo a las 4:23 p. m.       
  • Yo tampoco tengo hijos con quien compartir los miles de libros de mi biblioteca, pero sí un montón de amigos con quien compartir. Lo mejor de los libros es esas relaciones bidireccionales (o no) que se crean con ellos. En estos momentos me encuentro (Tú lo sabes mejor que nadie; MH) en pleno proceso de purga de mi biblioteca (por falta de espacio, claro) y es uno de los procesos más dolorosos que he sufrido en mi vida (y eso que a mi edad ya he sufrido unos cuantos)

    Blogger Moratín 20 a las 4:38 p. m.       

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