Halloween (anticipado) en el Parque de Atracciones
He aquí el texto de una carta dirigida al director de 20 minutos:
Señor Director:
Quiero contarle una historia de terror sucedida en el Parque de Atracciones de Madrid, ahora que nos acercamos a la noche de Halloween. Por desgracia esta no tiene lugar en el túnel de la bruja, y además es del todo real. Por fortuna, tiene un final más o menos feliz, aunque la angustia sufrida por un padre con tres criaturas (una de ellas ajena) de sexto de primaria (10 y 11 años) no es lo que yo llamaría exactamente felicidad.
Reproduzco literalmente de la hoja de reclamaciones presentada allí el pasado sábado 18 de octubre:
"Solicito ayuda a dos guardias de seguridad del parque. Empresa securitas (...) y me envían a Infomación, donde dicen que no dan avisos para ñiños de esta edad (2 de 10 años, una de 11 años). Tardo veinte minutos en encontrarlos. Como solución, me proponen dar aviso por radio a seguridad. 20 minutos de angustia. Un único adulto responsable (yo) que no puede alejarse del lugar de cita.¡Perdidos!"
Esto es lo que los nervios me dejaron redactar. Entre medias, la amabilidad de la azafata de información que entiende mi estado de nerviosismo pero me dice que no puede hacer nada, aunque toma la descripción completa de los niños para transmitirla por walkie; la chulería de un guardia de seguridad que se niega a darme su número de placa (aunque me ofrece hacerlo a cambio de mi DNI ¿una amenaza velada), mi capacidad para no perder en ningún momento los estribos y seguir hablando de usted a todo el mundo, sin una sola palabra malsonante pese a los nervios, los niños que aparecen finalmente (ellos solos, no los encontró securitas ni el parque).
Luego, tras presentar la hoja de reclamaciones y recibirla sellada (nunca lo olviden), con los niños a mi lado, una entrevista con el jefe del parque en al que me ofrece una disculpa más profesional que sincera, y trata de hacerme entender la política de la empresa en la materia. La entiendo, pero le explico que es demasiado rígida cuando hay un único adulto responsable, y le sugiero que sus guardias de seguridad deben mejorar su delicadeza al hablar con un padre en mi situación. Más disculpas, pero son lentejas.
Finalmente, son las 6 de la tarde, decido tratar de superar la angustia para no aguarnos más el día, que estaba siendo estupendo. Que quede claro: la culpa de todo la tienen los niños, que en vez de hacer lo que pactamos (acudir solos a una atracción a unos 50 metros escasos de donde yo les esperaba y al alcance de mi vista) deciden por su cuenta (aquella estaba cerrada) ir a otra similar mucho más alejada sin informarme antes. Recibieron un buen chorreo y un castigo severo. Pero ¿no hubiera sido más sencillo emitir un único mensaje por megafonía:" L.C., P.H y J.H., por favor, regresad inmediatamente al lugar donde os espera vuestro padre, M." Yo así lo creo. La empresa Parques Reunidos, parece que no.
De sobra sé que Parques Reunidos es una empresa fuerte, anunciante importante para algunos medios y con abogados para no preocuparse de reclamaciones pequeñas como esta. Lo único que puedo decirles es que han perdido un cliente (del Parque, el Zoo, Aquopolis etc.), y advertir a otros posibles clientes futuros: si se les pierden los niños, y van sólos al Parque, prepárense a comerse la angustia en solitario y con patatas. No se lo deseo ni siquiera a aquellos zafios guardias de seguridad que encima se pusieron chulos conmigo.
Ahora le toca a usted, señor director, decidir si se debe más a sus anunciantes o a sus lectores.
Si consideráis que el asunto lo merece, os pido que le deis difusión en vuestros blogs, porque de momento los periódicos (El País igual) parecen preferir a sus anunciantes sobre los lectores. Cosa que ya me temía.
© foto: Jual
Etiquetas: A nuestro alrededor, Políticas
5 opinan
Qué mal lo pasaste. Una vez perdí a mi hijo pequeño en el zoo de Barcelona; es de lo más angustioso, sobretodo porque me fijé en que muchos de los recintos de animales están hechos para que el animal no pueda salir, pero no para que los niños no puedan entrar.
Anónimo a las 10:52 a. m.Blanca
Susto y disgusto. Siento que pasaras tan mal rato.
Unknown a las 4:17 p. m.Si ya viste lo difícil que es que los responsables del Parque muestren un mínimo de empatía (y soluciones, carajo, que ya se vieran ellos en las mismas aparte de que es su deber), ya sería raro que la tuviesen en el periódico.
Sólo te digo que menos mal que tenemos los blogos, para prevenir enterándonos de muchas cosas que para los medios "serios" ni son noticia ni les importan un pepino.
Por suerte ya pasó sin otra cosa que un susto y disgusto. Te entiendo, que conste; es para montar en cólera y algo más.
Anónimo a las 6:41 p. m.¿Aún se les puede cambiar el nombre a Zipi y Zape?
Nuala a las 2:23 a. m.Acabas de recordarme que tengo que llevar a Consumo mi reclamación a Ryanair. Je.
Sobre tu post, pues supongo que lo mejor será "menearlo". Voy a ver si recuerdo cómo se hacía. ;)
¡estos niños! ¡estos parques!!
manuel_h a las 1:33 a. m.Responde