Spa (2)
La cara más safari del balneario la ponen las hordas de jubilados que invaden el alojamiento como el mejillón-tigre el delta del Ebro, y merodean por el buffet como los cocodrilos el río Mara en la época de la gran migración anual de los ñus. Atemoriza pensar que esa ancianita menuda va a dar cuenta de una pila de ocho tostadas que vigila celosa, pinza en ristre, como el buitre que espanta a los marabús de la carroña. O contemplar a ese señor claramente sobrepesado que ramonea entre las bandejas, despreciando cualquier traza de alimento verde o ligero con la cara de asco de una hiena que deja para los coprófagos los restos podridos de la carcasa de cebra. O la trifulca de los yayos de gorra de cuadros ante las últimas rebanadas de redondo de ternera. Las paradas nupciales de las jubiladas de Leganés en la noche del bingo. El espectáculo, en fin, del instinto animal en todo su esplendor.
La naturaleza, ya lo dijo Humboldt, imita al National Geographic.
© foto: Brooklyn Museum Archives, Goodyear Archival Collection
Etiquetas: A nuestro alrededor, Lugares, Personajes
4 opinan
Es que los del inserso son temibles. ;)
peke a las 8:28 p. m.Pues para no desentonar en semejante selva viene que ni pintado el tanga de papel
Pola a las 8:59 p. m.JAJAJA me parto de risa con el comentario de Pola, buena imagen ;)
Brisa a las 11:39 a. m.Bueno pues lo que sí que me ha quedado claro es que mucho, lo que se dice mucho, no has podido permitirte degustar las delicias del buffet, más bien poco, por no decir nada.
Un abrazo.
Si, lo del tanga-taparrabos tiene su punto¡ :D
MH a las 8:37 p. m.Responde