Sexo
Confieso que una de las cosas que más me atrajo en esto de las bitácoras fue la posibilidad de hablar de sexo con franqueza, amparado en el anonimato y haciéndole un regate a los pudores. Al parecer las mujeres pueden hacerlo --hablar-- con más frecuencia, pero a mi me resulta difícil encontrar momento e interlocutor. Durante algún tiempo disfruté leyendo y comentando cuadernos donde la sexualidad --el leve fraseo del deseo, la cartografía de sus recovecos, la gimnástica del encuentro, la repostería variadísima de las pasiones y la lógica improbable de sus pulsos-- ocupaban el centro del escaparate. Pero luego empecé a conocer y a tratar a otros bitacoreros y con la intimidad volvió --paradójicamente-- el pudor. Ahora me vuelve a costar hablar de sexo con franqueza sabiendo que al otro lado estáis vosotros, leyendo lo que escribo. Curioso ¿no?
0 opinan
Responde