Cifrando y descifrando la indignación
Ayer, desde El País, José Ignacio Wert se suma a los que echan la bronca al M15M (o a los "indignados" a secas, como él prefiere llamarnos), por varios motivos: por difusos, por inconcretos, por jugar con cosas que se pueden romper...y al final ya carga las tintas: izquierdistas revolucionarios, demagogos, violentos (una vez más).
De nuevo, el profesor Wert tiene razón en unas cuantas cosas (y es preciso leer con atención las reflexiones de personas sensatas y cualificadas) pero se equivoca en las principales. Tiene razón (es obvio) cuando señala que el movimiento responde a un malestar difuso pero no ha sido capaz de articular propuestas concretas y viables de reforma/transformación política. Tiene razón cuando señala que la base social e ideológica es mayoritariamente "de izquierdas" (entiendiendo por tal la no integrada en los grandes partidos). Tiene razón en que la democracia (y hasta la economía de mercado) son inventos valiosos y delicados, con los que no deben hacerse muchos experimentos, no sea que nos los carguemos.
Se equivoca en cambio al deducir que el M15M será incapaz de articular propuestas viables de transformación. Aunque, como cualquier futurible, mi afirmación es tan indemostrable como la suya, no parece disparatado pedirle un margen de cortesía (no han pasado ni los cien días que suelen regalársele a los gobiernos en democracia) para ver quién tiene razón. Entiendo que la objeción no es menor, ni mucho menos, pero si nuestros partidos, 35 años después de la Transición Democrática, no han sido capaces de solucionar algunos de nuestros más graves problemas ¿qué tal si le damos al Movimiento digamos 35 meses para tratar de articularse y plantear propuestas?
Se equivoca al insinuar que, de esa base social izquierdista, se deduce que el M15M sea una mera reedición de la política de grupúsculos: el movimiento es amplio, es apartidista, es incluso antigranpartidista, pero no es en absoluto antidemócrata: al contrario, o que pide es más democracia, mejor democracia. Se equivoca también, por tanto, en sus temores sobre el destino de la democracia española sometido al albur de las asambleas del M15M: la niña --por seguir con el símil de Wert-- ya tiene más de treinta años, y se baña sola; y francamente, tiene roña por los cuatro costados y va siendo hora de sacar un poco de piedra pomez.
Aunque escueza.
Que no se deje engañar por las camisetas: aquí no nos comemos a nadie.
(¿CONTINUARÁ?)
© foto: Santi Ochoa
Etiquetas: M15M, Políticas, Reflexiones
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