Bellas artes
Me regala una buena amiga --más Peppermint Patty que Lucy-- una hermosa frase de Charles Schulz:
Los niños no conversan. Dicen cosas. Pregunta, cuentan y hablan, pero nada saben de uno de los grandes placeres de la vida, la conversación. Luego, en algún momento al filo de los doce, año arriba o año abajo, dos chavales sentados en sus bicicletas junto a un porche en una noche de verano empiezan a hablar de otros conocidos, y así se descubre la conversación. Cierto que algunos confunden conversar con hablar y se tiran así el resto de la vidas, sin parar, aburriendo a los demás con su charla sin sentido y sus quejas. La verdadera conversación, en cambio, incluye hacer preguntas, y hacer las preguntas correctas antes de que sea demasiado tarde.
Me encanta la frase, y me encantó el regalo. De todas las bellas artes de la oratoria, las dos que más me gustaría dominar son la conversación y la narración. La verdad, contar historias habladas no es lo mío, aunque he tenido buenos maestros, y aun me esmero en mejorar. En la conversación, sin embargo, me gustaría pensar que, pese a mis muchos defectos, puedo apuntarme un par o tres de virtudes. Y es que lo disfruto tanto.
© foto: Charles "Sparky" Schulz
Etiquetas: Personajes, Reflexiones, relaciones
4 opinan
Pues... no sabría decirte. Ya no me acuerdo! ;P
Pola a las 10:16 a. m.Yo no soy una gran conversadora, pero -eso si, y no deja de ser curioso en mi caso- sé escuchar.
peke a las 9:25 p. m.Sois el ying y el yang, queridas. Una, todo malicia, la otra, todo bondad.
MH a las 11:59 a. m.Y el caso es que os aprecio a las dos.
Veré si puedo convertirlo en una histora. ;)
Así que peke es maliciosa! pues mira que leyéndola por aquí me había parecido buena gente... ;)
Pola a las 11:56 p. m.Responde