Desde la barrera
A veces toca asistir desde la distancia al terrible espectáculo de los amigos repitiendo errores que conoces bien. Al otro lado de la barrera, contemplas desolado el sufrimiento, la rabia, el desánimo, y anticipas el dolor que te consta les espera a la vuelta de la esquina. Impotente, te limitas a lanzar gritos de ánimo que sabes que devorará el estruendo de la batalla.
Es jodido no saber qué hacer para ayudar.
Etiquetas: Reflexiones, relaciones, Sentimientos
2 opinan
A veces lo único que hay que hacer para ayudar es esperar.
Peke a las 7:13 p. m.Mejor tener esos ánimos que no tenerlos! Sí que llegan.
the old lady of threadneedle street a las 11:03 p. m.Responde