Puntualidad
En realidad, la puntualidad es un subproducto del nerviosismo, que nos impide relajarnos mientras disfrutamos hasta apurarlos de los momentos previos al encuentro con las obligaciones.
O puede que sea un subproducto del pesimismo, que nos lleva a pensar que todo lo que podría salir mal en el trayecto lo hará, irremisiblemente.
Mala cosa, por tanto, la puntualidad.
© viñeta: Sir John Tenniel
Etiquetas: Reflexiones
7 opinan
vaya, ¿es que te había contado yo la cita con mi jefa de esta mañana?
Anónimo a las 1:00 p. m.menos mal que todo pasa!
El tiempo es oro, del que cagó el moro.
Anónimo a las 3:47 p. m.La puntualidad está muy sobrevalorada. Es tan aburrida... En cambio, la impuntualidad es un método excelente para curtir el carácter y los nervios de amigos y conocidos.
Yo era una histérica de la puntualidad. Con el tiempo me fui relajando, pero de todos modos me jode mogollón esperar.
Anónimo a las 6:04 p. m.ehmmmm
Anónimo a las 2:42 a. m.Pues digamos entonces que soy una persona muy optimista.
Y ya lo dice la Guiness: Good things come to those who wait...
Lo puede adornar como guste, pero si ha llegado tarde, lo correcto, por respeto al "esperante", es disculparse... el resto, florituras y excusas baratas.
Anónimo a las 9:00 a. m.Pueden hacerte esperar, pero el ánimo con que afrontes el tiempo de espera y lo que hagas para que no sea tiempo perdido, es cosa de cada uno.
Anónimo a las 11:19 a. m.Parece que sigues "frontalizado", Brillantina.
mad a las 3:51 p. m.Responde