Carlos Fuentes
Hace un tiempo (¡uf, más de cinco años hace!) dediqué una serie de entradas, agrupadas bajo la etiqueta de recortes, a una serie de extractos sacados de un libro de Carlos Fuentes que me había deslumbrado por razones algo extrañas: Diana o la cazadora solitaria. Había leído otras cosas de él (Artemio Cruz), y más adelante aún leí más (La silla del águila, entre ellas), pero nunca volví a encontrarme con una mezcla tan fascinante de introspecciones y reflexiones sobre los temas más variopintos. Sí, en cambio, con un escritor prodigioso, de los que escriben brillante de puro limpio, y un narrador potente como suelen serlo los que nos llegan de América Latina. Ojo, digo los que nos llegan, no todos los de allá.
Ahora se ha muerto, Carlos Fuentes, y siento que le debía unas palabras de recuerdo.
Sea tibi terra levis.
© foto:Ya me gustaría saberlo
Etiquetas: Culturas, Personajes
2 opinan
Que la tierra le sea leve, sí. La verdad es que nunca me entusiasmó como escritor; supongo que lo probé poco.
Peke a las 7:26 p. m.Me acuerdo de aquellas entradas (las de Diana la cazadora, no me malinterprete. ¡Cómo nos pasa el tiempo!
Pola a las 11:57 p. m.Responde