Un año ya
Tanto tiempo. Y sólo se me ocurre volver a poner los versos de Miguel D'Ors:
Uno se muere así, cuando tenía
un cigarro en las manos (que aparece
humeando, después, sobre el asfalto),
cuando había una letra pendiente, un libro abierto
un cuento a medias (que los niños nunca
sabrán cómo termina);
uno se muere así, de golpe, abandonando
su ropa en el armario y sus asuntos
y su reloj parado en una hora
--la de la muerte en punto-- (o sin pararse
y entonces es más triste todavía
porque le ves seguir, infiel al amo),
y a lo mejor aún llega alguna carta
con las señas del muerto
y hace llorar de puro no saber...
Después de morir uno, mientras uno
está muriendo, se abre
una ferretería, pintan una fachada
y el muerto ya es ajeno y todo nos lo aleja.
Las yerbas del olvido
empiezan a crecer sobre su tumba.
Post-post: In memoriam.
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