Hablando de
apócrifos revolucionarios, la frase de Pasionaria exhortando a la defensa de la República en guerra
"Vale más morir de pie que vivir de rodillas"
parece que
en realidad la pronunció, no como a veces se dice el inevitable Che Guevara, sino el no menos mediático Emiliano Zapata.
La sentencia, incluso en mis épocas más heroicas, me pareció grandilocuente de más. La mayoría nos conformariamos con sobrevivir, siquiera temporalmente de rodillas, con la esperanza de poder erguirnos de nuevo algún día. Algo que, salvo casos no probados de zombismo, los cadáveres no suelen poder hacer. Así que, si se puede elegir, prefiero vivir de pie. Y en cuanto a la muerte, como dijo Woody Allen, no es que le tenga miedo, pero preferiría no estar allí cuando ocurra.
Con todo, entre el heroísmo suicida de la arenga (no tanto de Zapata, ni de
Pasionaria) y el egoismo posibilista de
nuestra diputada que moviliza todos sus recursos y privilegios para que la saquen de Nueva Orleans deben existir algúnos grados intermedios que dejen lugar a la abnegación, la compasión y la solidaridad. Las mujeres y los niños primero, por ejemplo.
¿No había más niños allí, aunque no fueran hijos de diputada?
No quisiera juzgar: hay que estar en la situación para hacerlo. Pero a veces echo de menos algunas formas de heroísmo. Como aquellas monjas en zonas de guerra que se resisten a la evacuación porque su conciencia les impide abandonar a su suerte a sus semejantes. ¿He dicho "conciencia" y "semejantes"? Jesús, voy a tener que hacérmelo mirar.
Malos tiempos para el heroísmo, en todo caso.